El proyecto en tratamiento fue debatido durante pocas horas y de apuro en el Senado nacional el 29 de diciembre y sin ninguna posibilidad de modificar nada. Hoy, el oficialismo se dispone a aprobarlo sin profundizar sus consecuencias. Eso ilumina sobre la escasa relevancia que le otorga, pese a los discursos que lo adornan. Creo que es un acto de baja responsabilidad porque se trata de un acuerdo marco, cuyos compromisos asumidos entre estados, serán costosos desandar. Como están impulsados por la improvisación y las necesidades cortoplacistas, son inconvenientes tal como se presentan y con cláusulas que desconocemos. A menos de diez meses de terminar su mandato el kirchnerismo pretende celebrar compromisos por medio siglo.
La relación con la República Popular China, una de las principales naciones y con una economía pujante que se encamina a ser la de mayor envergadura en la próxima década, es una necesidad, otra oportunidad para contribuir al desarrollo nacional si tenemos en claro nuestros objetivos. La saludo y estoy entre quienes apoyamos esta actitud de insertarnos en la aldea global. Ello supone elaborar una política de Estado y miras de largo plazo. Se anuncia una alianza estratégica integral y se sabe que desde 2013 se están firmando convenios complementarios.
Estratégico sería negociar como bloque del Mercosur, con UNASUR, asociados con Brasil y Uruguay, pero nuestros vínculos con estos están severamente dañados por nuestra imprevisibilidad. La visita del Ministro de Relaciones Exteriores de Brasil Mauro Viera, al país dejó expuesta las diferencias que nos separan con Brasil pese a los dichos del Canciller Timerman sobre que la alianza con Brasil es la más estratégica. Las importaciones con Brasil cayeron más que las provenientes de China. En enero, nuestras exportaciones a Brasil disminuyeron el 30 por ciento, y nuestras importaciones, el 33 por ciento. Veremos en marzo como se desenvuelven las conversaciones. Por lo pronto sabemos que por cada millón de dólares de productos metalmecánicos chinos se pierden 60 empleos directos. Las importaciones industriales argentinas desde chinas en 2005 eran 800 millones de dólares, en 2013 llegaron a 7.800 millones de dólares.
No hay tal política de Estado porque a diez meses de terminar su mandato, el kirchnerismo no informa, no invita a participar en viajes y negociaciones y no considera a la oposición que eventualmente lo continuará en la alternancia democrática. No hay tal alianza estratégica porque el país carece de una estrategia evaluada, construida y consensuada con partidos y sectores sociales y dentro de un proyecto compartido. El gobierno actúa sin que todas las estructuras del estado Nacional coordinen, ni interesando a las provincias, ni receptando opiniones del sector empresario, del sector científico y de los trabajadores, representando la necesaria coalición de intereses del país para afrontar semejante desafío. Ante las observaciones de la Unión Industrial Argentina, la Presidenta atacó a Techint y sugirió a Eximbank de China revisar el crédito que dijo otorgado a esa empresa por 400 millones de dólares cuando el crédito fue concedido a la provincia de San Juan, para construir la represa El Tambolar en San Juan, reservándose también alguna iniciativa propia para mostrar su disgusto.
No estamos evaluando bien el giro neoeconómico, ni perfilando en ese contexto mundial nuestros intereses, porque no tenemos política nacional y mucho menos exterior para esas vinculaciones. Lo que hay es un resentimiento inmaduro e ideologizado con EEUU y Europa y una necesidad de salvar emergencias financieras de corto plazo que imbrican con el proyecto chino de abastecerse de proteínas y minerales ganando mercados, tanto en América Latina como en África. En esas desventajosas condiciones se inscribe esta relación caracterizada por las enormes asimetrías entre nuestros países. El primer dato, las compras de China a la Argentina significa el 0,27 por ciento de sus importaciones.
Ya lo comenté en varias oportunidades. Es un intercambio de materias primas por bienes manufacturados con trabajo incorporado, siempre perdidoso para nuestro país.
En 2003 teníamos con China un superávit de más de 1.700 millones de dólares; en 2007 comenzó el déficit (236 millones de dólares), ahora el mismo se multiplicó por veinticinco. No apuntalamos un proceso de desarrollo y China lo hizo y lo hace para el propio, disponiendo todo su poderío político-económico y diplomático al servicio de ese objetivo.
La Argentina invierte menos del 17 por ciento de su PBI en su sector industrial, China destina el 49 por ciento. En Argentina el PBI Industrial representa el 15 por ciento del producto, en China el 32 por ciento. Esa es la matriz productiva que hay que modificar con un modelo de desarrollo que la promueva. Con este convenio se la cristaliza y desmejora. Argentina exporta 30.000 millones de dólares sin valor agregado. Con China, 85 por ciento corresponde al complejo sojero, petróleo y otras materias primas minerales y le compramos bienes industrializados en porcentaje semejante. El 71 por ciento de los embarques a China son poroto de soja y el 7 por ciento aceite de soja. El 81,77 por ciento de nuestras ventas a China son originadas en el agro.
Quienes militan en un oficialismo, que nutre sus consignas con escritores nacionalistas del siglo pasado, saben cómo operó esa relación entre la granja argentina y el taller británico, que compraba carne y granos y nos vendía manufacturas instalando nuestros ferrocarriles y proveyéndonos de sus materiales. Raúl Scalabrini Ortiz les está golpeando la banca, para que no repitan el error que tantas veces señalaron como entreguista. La sombra del denostado Pacto Roca-Runciman y las relaciones carnales se parecen demasiado a los convenios del Gran Palacio del Pueblo en Beijing, porque no se trata de inversiones directas para industrializar nuestros recursos sino de préstamos para extraerlos y exportarlos sin multiplicar su valor. Las IED, en una política de desarrollo no son lo mismo que sin ella y los préstamos hay que pagarlos. Brasil pidió, en su reciente acuerdo con China, tener en cuenta prioridades reservando más de 500 posiciones, la Argentina negoció desde la debilidad, como un país de segunda, según el diputado que integra la UIA. En los acuerdos entre China y Brasil se plantean reciprocidades y joint-ventures para inversiones en los dos países y financiamiento para la cooperación industrial. Los convenios entre China y Brasil fueron publicados en pocos días, los firmados por nuestra presidenta el 18 de julio, los conoció el Senado en diciembre y aún permanecen aspectos no develados. Nada se aclara sobre cómo se efectivizará la cooperación entre el Ministerio de Comercio Chino y el Ministerio de Planificación argentino y los detalles de los acuerdos complementarios se desconocen. La Presidenta dice que quiere ser banca en el tablero mundial, pero siempre seremos punto, si negociamos desde la debilidad del corto plazo urgido por emergencias financieras y no cambiamos nuestra capacidad de producir riqueza y bienes de alto valor demandados en la aldea global donde la competencia es tan fuerte como amplias las oportunidades.
El oficialismo que denuncia al Consenso de Washignton y se ufana de haber sepultado en Mar del Plata el ALCA, porque este suponía una apertura irrestricta que arrasaría nuestras economías consolidando un perfil primarizado por competitividad y escala, deben ponderar que desde que se profundizó la presencia china en América Latina, aumentó el porcentaje de exportaciones primarias en casi todos los países y que pese al ciclo de altos precios de las commodities, los beneficios no fueron redistribuidos con trabajo y salarios dignos entre los pueblos. Ahora la relación de términos de intercambio, cayó 11por ciento este año, el menor en el último lustro, lo informa el índice commodities de la agencia Bloomberg. Según la consultora Analytica, desde 2012, los términos de intercambio para la Argentina cayeron 18 por ciento, por segundo año consecutivo. Los precios de exportación primarios se redujeron 11 por ciento mientras que los de las importaciones industriales aumentaron 9 por ciento. Desde junio de 2014, la cotización internacional del algodón cayó 27 por ciento; la carne 21por ciento; el azúcar 17 por ciento; el aceite de girasol 16 por ciento; la lana 10 por ciento y el té 8 por ciento. Si comparamos 2013/14, el valor de las conservas de fruta disminuyó 60 por ciento; el aceite de oliva 43,3 por ciento; la uva 33,7 por ciento; aceitunas 31 por ciento; manzanas 11,5 por ciento; peras 9,2 por ciento; el vino 4,4 por ciento. El precio de la soja se redujo el 28 por ciento; el maíz, el 27 por ciento, y el del trigo, el 18 por ciento.
En un año, la tonelada de leche en polvo disminuyó de 5000 a 2.500 millones de dólares y los precios al consumidor en dos años se duplicaron. Durante 2014, las exportaciones lácteas disminuyeron 10 por ciento. Se pasó de 362.437 toneladas en 2013 a 331.150 toneladas: 31.287 toneladas menos que significan un recorte de ingreso de divisas de 164 millones de dólares.
En enero de 2014 la cuota Hilton cotizaba 19.000 dólares la tonelada, en enero del año en curso es difícil colocar a 13.500 dólares la tonelada. En paralelo el consumo de carne vacuna el año pasado se redujo 5,7 por ciento respecto de 2013, 59,4 kilos por habitante, significa un nivel 4,9 por ciento por debajo de los últimos veinte años, el undécimo año más bajo en un siglo, según Ciccra (Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados). Los precios en mostrador aumentaron 41 por ciento en el año pasado, donde el salario perdió 11 por ciento respecto de la carne vacuna. Desde 2007/09 se perdieron diez millones de dólares de cabezas bovinas, el 20 por ciento del stock ganadero. Pasamos de exportar 596.000 toneladas de carne en 2005 a 193.000 toneladas en 2014. La faena y producción cárnica están muy por debajo de 2007 y 2009. Si todos pierden algo está mal y debe corregirse. Actualmente Australia abastece el 50 por ciento del mercado chino, pero según proyecciones de la OMC en una década China importará 850.000 toneladas de carne vacuna. Una oportunidad que hay que aprovechar con políticas adecuadas. Exportamos la mitad de carne vacuna que Uruguay y el 10 por ciento que Brasil que vendió 2,1 millones de dólares de toneladas, por 5.800 millones de dólares en 2014. Argentina exportó menos de 200.000 toneladas. Estamos en el lugar 11º en una tabla donde nos superan Brasil, India, Australia, EEUU, Nueva Zelanda, Paraguay, Uruguay, Canadá, Bielorrusia y la Unión Europea.
La cosecha de maíz se estima inferior en cuatro millones de dólares de toneladas respecto del ciclo 2013/14 porque se sembraron menos hectáreas. Entre 2010/15 el área sembrada se redujo de 4,5 millones de dólares de hectáreas a 3 millones de dólares. Los ROE bajan aún más los precios del maíz dejándolos por debajo de precio internacional menos retenciones
La molienda de girasol de 2014 (2,2 millones de dólares de toneladas) fue la más baja en 17 años. En 1999 la producción de harina y aceite de girasol estuvo en 2,4 millones de dólares de toneladas, en 2013 alcanzó el 1,1 millón de toneladas; el año pasado fue de 931.747 toneladas
Las favorables condiciones climáticas contribuirán a remontar la anterior cosecha de trigo y se espera una cosecha de 12,1 millones de dólares de toneladas. Desde 2004 la tonelada pasó de 381 pesos y 1.153 pesos, pero los precios del pan aumentaron de 2,50 pesos el kilo a 25 pesos (1.000 por ciento). Un informe de Juan Manuel Garzón señala que Chile, que importa trigo, el pan lactal es más barato que en nuestro país. En el caso de Colombia, Brasil y México, que también importan ese cereal, los precios del pan de hamburguesas y sándwich son más baratos que en Argentina, que junto Paraguay y Uruguay son los únicos países latinoamericanos que exportan trigo. Argentina produjo 16,3 millones de dólares de toneladas de trigo en la cosecha 2007/08 y cayó en las que le siguieron a un promedio de 11,3 millones de dólares de toneladas anuales, un 30 por ciento menos. En 2014 el área sembrada de trigo se redujo a la mitad de 1927.
Las exportaciones de alimentos, según la COPAL, entre enero-noviembre del año pasado, disminuyeron 2,5 por ciento respecto de ese período de 2013.
El dólar se revaluó 15 por ciento respecto de otras monedas fuertes durante el año pasado. Respecto del real, el dólar estadounidense se revaluó 8,6 por ciento, respecto del peso mejicano subió 9,9 por ciento; 3,1 por ciento contra el sol peruano y 17,3 por ciento respecto de la moneda colombiana. Respecto del peso argentino el dólar se valorizó 1 por ciento. La Reserva Federal de EEUU aumentará el nivel de la tasa de interés porque crece a más de 2,4 por ciento y no quiere un salto inflacionario. Esto cambiará la dirección de los fondos hacia el mercado estadounidense y ello significará descenso en la cotización de commodities y ello nos afectará. El descenso del precio de la soja puede recortar nuestras exportaciones en 4.000 millones de dólares. Brasil y China sufrirán en ese movimiento y son nuestros principales socios. Sobran capital en el mundo. Los bonos de Japón y Alemania rinden 0,5 por ciento y los de EEUU poco más del 1 por ciento anual. Bolivia, Uruguay, México, Brasil y Paraguay se financian a menos del 5 por ciento anual y siempre le ofrecen más de lo solicitado. YPF emitió una Obligación Negociable por 750 millones de dólares a cinco y diez años y colocó 500 millones de dólares al 8,5/8,95 por ciento.
Por su enorme volumen industrial, con las más grandes trasnacionales operando en China, el peso de sus egresas estatales y la legislación laboral vigente, existe una simetría que obliga a seleccionar rubros y elaborar políticas para aprovechar lo conveniente. Esa relación debe contribuir a industrializar y modernizar nuestra estructura productiva y de servicios. Según lo trascribe Marcelo Cantelmi, la consultora Eurasia Group destacó “China toma bienes primarios y nos vende manufactura. Eso es la esencia del colonialismo. Es un nuevo imperialismo.”
Ello no es responsabilidad de China, como tampoco antes lo fue de EEUU y Gran Bretaña, pese a las teorías que se elaboraron. Fue fruto de la incapacidad de nuestros segmentos dirigentes para aprovechar la competencia del sector privado y atraer inversiones de todo origen en los sectores más dinámicos, modificando la estructura subdesarrollada para que la industrialización y la innovación aplicada en los procesos, agreguen valor trabajo-tecnología y diversifiquen la oferta exportable de bienes y servicios de calidad.
Según la CEPAL, la IED (Inversión Extranjera Directa) en Argentina disminuyó 20 por ciento en el año pasado. En poco más de una década, Argentina pasó de ser el 3º receptor de IED en América Latina al 6º lugar. Según Ismael Bermúdez el ingreso neto de IED en nuestro país, apenas superó los 1.730 millones de dólares, lo que significa 735 millones de dólares menos que en 2013. De eso deberíamos estar ocupados en este Congreso y esos temas deberían ser impulsados por este gobierno, que declama la matriz diversificada y la creación de trabajo. No lo hace porque la realidad desmiente todo el relato y vamos a China a buscar yuanes, para maquillar contablemente un nivel de reservas que se dice en 31.440 millones de dólares pero apenas superan los 14.000/16.141 millones de dólares disponibles, según distintas mediciones. Según lo consigna Alcadio Oña, en 2009 el nivel de reservas del BCRA significaban 15 por ciento del PBI, ahora 7 por ciento. Cubren cuatro de cada diez pesos que circulan. El swap acordado de 11.000 millones de dólares, donde hay 6.000 millones de dólares disponibles, ya desembolsó 3.100 millones de dólares y por ello se pagaran 186 millones de dólares de intereses este año y se deben devolver en dos/tres años. Según Miguel Bein, a fin de 2015 habría un yuan por cada cuatro dólares de reservas en el BCRA. Los préstamos externos significaban históricamente menos del 20 por ciento del stock de reservas del BCRA, ahora llegan al 30 por ciento. El patrimonio neto del Banco Central es negativo en más de 620.000 millones de pesos. Desde la modificación de la Carta Orgánica de la entidad monetaria (ley 26.739/12) y el Fondea (Fondo del Desendeudamiento Argentino) DNU 298 de marzo de 2010, las letras incobrables del Tesoro, que no generan intereses, son computadas como reservas, lo que constituye una ficción porque no lo son. Ese stock intransferible y no negociable ya suma 44.300 millones de dólares y con la prevista para este año (11.899 millones de dólares) llegará a 56.200 millones de dólares. La deuda del Tesoro con el Banco Central representa 170 por ciento de las reservas, hace pocos años significaba 25 por ciento. Allí está la respuesta al desendeudamiento en moneda extranjera al que alude la presidenta. El otro es obvio, no tenemos acceso para tomar deuda por nuestro default-desacato. Somos el único país del mundo en esa penosa situación y reconstruir las relaciones financieras, con mucho capital de bajas tasas disponible, es una prioridad, para desarrollar al país y no como atajo para emparchar lo agotado.
La deuda pública supera largamente los 260.000 millones de dólares si se computan el bono cupón PBI y holdouts. Cuando estalló la convertibilidad el stock de deuda pública estaba por sobre los 144.000 millones de dólares y quedó en 126.450 millones de dólares después del canje de 2005. El monto de Adelantos Transitorios supera los 251.000 millones de pesos.
Además en aquel monto de reservas, hay que descontar el swap chino (3.100 millones de dólares), los 1.500 millones de dólares del Banco de Francia y el BIS; 1.300 millones de dólares de bonos en default bloqueados por el juez Griesa; los dólares depositados por privados (8.420 millones de dólares) y aproximadamente 5.000 millones de dólares de importaciones autorizadas impagas, que según el analista Néstor Scibona configura una virtual refinanciación compulsiva.
Según Guillermo Nielsen el nivel de reservas líquidas del BCRA no supera los 13.000 millones de dólares. Según varios especialistas, las reservas líquidas a fin de año estarán por debajo de los 9.000/7.000 millones de dólares.
Este año, el monto de vencimientos de deuda en moneda extranjera (11.500 millones de dólares) son el doble de 2014. Pasó de representar el 20 por ciento al 30 por ciento de nuestras cosechas.
En los últimos cuatro años nuestro intercambio con China acumula un rojo de 19.000 millones de dólares, habiendo crecido un 35 por ciento por encima del registrado en 2011. El año pasado esa balanza fue deficitaria en más 6.200 millones de dólares, un 8 por ciento mayor que en 2013. Ese desbalance no tiene que ver con otra cosa que con nuestro subdesarrollo, porque entre enero-noviembre nuestro intercambio con EEUU fue deficitario en 6.072 millones de dólares; con la UE, en 1.114 millones de dólares, y con Japón, en 581 millones de dólares.
En 2009 Argentina exportó a China 3.948 millones de dólares; en 2014 exportó 5.945 millones de dólares, según INDEC. Nuestras ventas a China disminuyeron 17 por ciento durante el año pasado porque los precios de la soja y el petróleo están en el nivel de 2008/09.
Veamos como evolucionaron las importaciones. En 2009 Argentina importó de China por 4.843 millones de dólares, en 2014 importó 10.490 millones de dólares. El año pasado nuestras compras a China disminuyeron 5 por ciento; las de Brasil cayeron 25 por ciento y en enero se ubicaron en niveles de 2009 y eso no pasa desapercibido por nuestro vecino. Pensemos que se dirigen a Brasil el 47 por ciento de las exportaciones industriales y el 51 por ciento de las exportaciones automovilistas. Brasil viene devaluando, 18 por ciento desde setiembre. Con inflación por sobre el 35 por ciento, se perdió competitividad, porque el peso de devaluó 6,4 por ciento desde junio, mientas el euro se devaluó 62 por ciento frente al dólar y el rublo 94 por ciento. La devaluación rusa complica a las exportaciones de carne congelada, manteca, cítricos, fruta seca y las peras y manzanas que impactan en la economía del Alto Valle de Río Negro y Neuquén, donde se mantienen retenciones del 5 por ciento. Según la Sociedad Rural Argentina, Rusia representa el 3,6 por ciento de nuestras exportaciones pero de enorme significación en las economías regionales.
Tampoco es solución una devaluación desincronizada de un conjunto simultáneo de medidas que ataquen el frente productivo y fiscal. Dólar atrasado es letal para la producción y destruye trabajo. El dólar alto recorta salario por lo que hay que diseñar una corrección de todas las variables, atendiendo todos los frente y conteniendo transitoriamente sus efectos más dolorosos. Argentina fue durante 2014 uno de los países que más devaluó, pero con una inflación del 38 por ciento, gasto desbordado y desconfianza, se perdió pronto el efecto de esa corrección y ante la escasez de dólares el gobierno eligió la receta recesiva, la emisión con astringencia y paralizar la actividad con el cepo. El año pasado fue el primer año desde 2002 en que la demanda se redujo respecto del año anterior. Lo importante es atacar las causas estructurales y fiscales de la inflación con la receta de atraer inversiones y modificar el monto y dirección del gasto público para poder bajar impuestos.
Durante la visita del Presidente XI Jinping a nuestro país, a mediados de julio de 2014, se firmaron 18 acuerdos por 18.000 millones de dólares. En el viaje de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a la República Popular China de comienzos de febrero, se firmaron 22 convenios por 13.000 millones de dólares. Serían más de cuarenta los instrumentos específicos firmados, plenos de generalidades, muchos desconocidos por quienes debemos votar esta tarde serán habilitados por esta ley y cuando lo haga esta tarde el oficialismo, se podrán celebrar futuros convenios sin tan siquiera pasar por nuestro Congreso. Ello violenta nuestra Constitución. Los que ya se firmaron se hicieron antes que el convenio marco fuera aprobado por este Congreso. Los que trascienden merecen ser analizados, por caso la base para investigación espacial que se construye en 200 hectáreas en Bajada del Agrio en Neuquén aún sin estar aprobado el Convenio Marco de Cooperación y será operado por las fuerzas armadas chinas, con exenciones e inmunidades inaceptables. La compañía china CLTC es una organización militar que opera misiles, abriendo una ventana de disputa entre potencias por el espacio en nuestro territorio.
Aquí no hay ningún intercambio científico sino adquisición con financiamiento que habrá que devolver. La Presidenta habla de transferencia tecnológica, pero nos atamos con exclusividad a la tecnología china cerrando las puertas a la alemana, francesa y canadiense con más pruebas de calidad.
En el caso de las dos centrales nucleares Atucha III (dos mil millones de dólares y una Atucha V Central (siete mil millones de dólares), más otros 2.500 millones de dólares para proyectos prioritarios, suman cerca de 12.000 millones de dólares, a ejecutarse en ocho años, con cambios inexplicables en la tecnología de cada una. También se financia la adquisición de formaciones ferroviarias (incluidos dos millones de dólares y medio de durmientes) por 2.099 millones de dólares para el Belgrano Cargas. La ejecución indica que se entrega el financiamiento contra entrega de certificado de obras y en ella exigen el 80 por ciento de componentes chinos. Ya hicimos adquisiciones de material ferroviaria por más de 8.000 millones de dólares, productos finales, con trabajo y tecnología incorporados mientras permanece abandonado el tantas veces meneado complejo de talleres de ferrocarril e interrumpidos los viajes del Gran Capitán a la Mesopotamia y De los Pueblos Libres a Uruguay. Después de once años haciendo discursos y anuncios ferroviarios, compramos vagones y vías. Según la CIPIBIC (Cámara de Industriales de Proyectos e Ingeniería de Bienes de Capital), las importaciones de máquinas y equipos representa el 20 por ciento del total que se importa; en 2002 era 2,6 por ciento; en 2005 el 6,4 por ciento.
Del financiamiento, de tres bancos chinos, por 4.714 millones de dólares para las represas en Santa Cruz, denominada Presidente Néstor Kirchner y Gobernador Jorge Cepernic, se determina que los insumos tecnológicos y equipos se importarán y quedaría para las empresas argentinas remover la tierra y tareas de baja calificación. Habrá que ver si la tasa de interés es tan baja como se anuncia y me gustaría los diputados oficialistas lo hubieran precisado en este debate. Por lo pronto no hay licitaciones ni competencia sobre precio, calidad y el artículo 5º impacta negativamente sobre el desenvolvimiento tecnológico del país. Le compramos bienes terminados a quien nos financia sin cotejar precios y lo harán un par de funcionarios. Ya tenemos experiencia de los convenios multilaterales con España y Portugal implementados desde 2005 y el estado de esas formaciones que significaron 265 millones de dólares. El informe de la AGN podría ser indicativo de estos manejos para que no ocurra lo mismo con China que se repite como si aquello no hubiera sucedido.
Se comenta que la Presidenta ofreció la explotación de minerales como litio y potasio que abandonó la empresa Vale en Mendoza. Días antes del viaje de la Presidenta a China, YPF firmó un convenio con la petrolera estatal Sinopec. En los convenios hidrocarburíferas será muy oneroso desactivar la ecuación financiera (ganancias) pactadas. Ello significará problemas judiciales, sobrecostos y todo lo que deriva de desconocer contratos y algo padecemos de ese proceder. Hace días el Ministro Kicillof se dedicó a hacer una descripción de las plumitas bajo el saco del mediador a quien consideró un buitre más que está negociando para ellos. El ministro de Economía respondió a un comunicado de Daniel Pollack afirmando que Argentina no responde a la negociación. La calificación de extorsión implica que el Gobierno no se sentará a negociar en el juzgado de Manhattan y que la invocación al impedimento de la cláusula RUFO (Rights Upon Future Offers) escondía la intención de no acatar el fallo ni resolver la cuestión de los holdouts. Caído ese obstáculo, no hay ningún movimiento y el Ministro dice que se los bonistas atacan a Argentina y Brasil por casos de corrupción. Ello después que se hayan denunciado a trece funcionarios de la actual administración brasileña por posible enriquecimiento ilícito.
La Presidenta destacó el fallo de la justicia de Londres, pero ello no varía el fallo del juez Thomas Griesa para bonos bajo ley estadounidense. El fallo del juez David Richards, del High Court de Londres, a favor de Euro Bondholders, indica que no deben verse afectados esos bonistas con títulos emitidos bajo legislación Inglaterra y Gales, por el fallo de Nueva York, pero no se pronuncia sobre si el BoNY debe entregar los fondos congelados en el BCRA, o sea no levantó ese bloqueo ni liberó el pago. Por ahora no tiene efectos prácticos, pero el gobierno cree que con ese fallo puede volver a emitir bonos. Según Guillermo Nielsen es una oportunidad para Argentina, teniendo en cuenta el juicio que se lleva a cabo en Bruselas contra Euroclear, custodio de esos bonos. En su criterio, con una diplomacia financiera idónea se puede salir gradualmente del default y aislar a los buitres en Nueva York. En la semana próxima vence el plazo para que se presenten los “me too”, reclamando una sentencia similar a la concedida a los fondos buitres por el juez Griesa. La cifra que se estima en 5.000/7.000 millones de dólares, buscan iguales condiciones y de ser aceptado se abriría otro frente, con apelaciones y descargos, pero ampliando la deuda en default. En los próximos días el juez neoyorquino deberá resolver sobre la petición del Citibank para liberar el pago de bonos emitidos en dólares bajo legislación argentina.
La Corte de Apelaciones de Nueva York, informó que Argentina se encuentra formalmente en desacato e intimó al gobierno argentino a presentar argumentos la semana próxima. Si se ratifica el desacato podrían imponerse multas o puede ser abstracta por tratarse de u soberano, pero no hay más instancias jurídicas y solo queda la posibilidad de una negociación. Ayer, la Corte Federal de Justicia de Alemania, confirmó un fallo que obliga a nuestro país a pagar a los holdouts alemanes que no ingresaron a los canjes. Es un caso testigo, pero hay 1.500 millones de dólares no reestructurados a lo que se debe agregar sus intereses. Como en el caso de Gran Bretaña, se aplica la ley local (alemana) que no prevé la reestructuración compulsiva de deuda.
Las dudas que surgen de los artículos 5º y 6º del Convenio con China en tratamiento no han sido despejadas, tanto en las compras directas durante cinco años, como en el ingreso de mano de obra (técnicos e ingenieros con seguridad) con facilidades laborales o laborales con empleados o por cuenta propia en condiciones de igualdad con los nacionales del Estado receptor ¿con legislación laboral china para los trabajadores argentinos. Según Héctor Méndez, titular de la UIA, sólo tres países de África aceptaron las condiciones que la presidenta firmó; en ese continente hay 800.000 trabajadores chinos trabajando. Brasil no aceptó esas condiciones.
Lo que es indiscutible es que comprando bienes industrializados estamos comprando trabajo importado y ese trabajo se le niega a nuestros operarios y mano de obra calificada. Eso empobrece al país. El 90 por ciento de la industria utiliza insumos importados. Por cada punto de crecimiento del PBI Industrial significan un salto de importaciones de 2.500/3.000 millones de dólares. Nuestra primarización no se ha modificado, el PBI industrial significa 15 por ciento del PBI, menor que durante la convertibilidad. Según Dante Sica, la participación industrial en el PBI durante los 90 era de 18,2 por ciento; en 2003 disminuyó a 16,4 por ciento. En ese “industricidio” monetarista-apeturista se perdieron tres puntos, se recuperó tras la devaluación de 2002 y ahora estamos en ese piso. Durante 2014, la balanza comercial industrial fue deficitaria en 26.800 millones de dólares, semejante durante toda la década. Según el economista mencionado, el valor agregado industrial por habitante es inferior a 2.000 dólares, mucho menor que en las economías industrializadas.
Todo este conjunto de improvisaciones y oscuridades, demuestran la impericia en el manejo de nuestras relaciones internacionales sintetizadas en ese tuit presidencial , sobre “la Cámpola, el aloz y el petlóleo”, burlándose de la pronunciación en español del acento de los chinos que mereció el descrédito y la perplejidad en todo el mundo. A nosotros también, nos cubre de asombro semejante frivolidad y la deuda de 30.000 millones de dólares que deberemos afrontar sin que contribuya para el desarrollo integral de nuestras potencialidades naturales y humanas, como sería el objetivo serio de una relación provechosa con esa potencia económica, que no debiera ser excluyente de entablarlo con EEUU, Europa, Japón, India y nuestros vecinos regionales. Quisiera que los diputados oficialistas amplíen información sobre el acuerdo semejante que se está por firmar con Rusia, porque este alineamiento compromete a generaciones y no puede ser efectuado sin ningún debate. China no tiene legislación contra la corrupción y en nuestro país pasan las cosas que estallan. Atucha II se reinauguró por tercera vez con un sobre costo sobre lo presupuestado de 3.300 millones de dólares y vamos a hacer dos centrales atómicas con adjudicaciones directas. En estos días se conoció YPF firmó un contrato con sobreprecios exorbitantes en EEUU y ante la SEC se autodenunció.
Bajo todo este despliegue lo que faltan son dólares y para mantener el gasto improductivo se consolida la recesión. Entre 153 países emergentes, Argentina en crecimiento, se ubica en el lugar 42º, entre 2011/15. El BCRA volvió a cerrar la venta de dólares para importaciones a comienzos de este mes, mermando un 40 por ciento el volumen operado aún con DJAI (Declaraciones Juradas Autorización de Importaciones) aprobadas. Empresarios del sector agroquímico comentan que las DJAI generan un costo adicional y que se recorta el crédito para importar insumos para herbicidas. En esa actitud originada en las trabas a la provisión de dólares, también habría la empresa estatal china Sinosure, dedicada a asegurar comercio exterior.
El PBI durante 2014 se contrajo el 2,6 por ciento, caída solo superada por Venezuela, que fue del 3 por ciento. En la región Brasil creció levemente, 0,2 por ciento. Chile creció el 1,8 por ciento; México, el 2,1 por ciento; Perú, el 2,6 por ciento; Uruguay 3,4 por ciento; Paraguay, el 4 por ciento y Bolivia el 5,2 por ciento. La recesión es la receta del kirchnerismo y seguirá el parate porque eligieron cuidar las reservas al costo de menos actividad y menor empleo. No obstante ello, en febrero se registró un récord de salida de dólar ahorro, 462,5 millones de dólares, contra 133 millones de dólares de abril pasado y 94 millones de dólares de enero 2014. Por esa ventanilla, desde enero 2014 salieron 3.884,5 millones de dólares. No es confianza lo que se genera pese a que muchos apuestan porque el gobierno de asuma en diciembre será mejor que el actual.
Pese a la calma cambiaria, en enero los particulares habían comprado 455,8 millones de dólares para ahorro, el más alto desde la imposición de controles y superando un 2 por ciento el récord de octubre de 2014. En estos días se festeja una brecha del 50 por ciento y que suben los títulos a nueve años. El bono 2033, que cotizaba en 2012 a 35 por ciento de su valor, ahora se aproximaría a su paridad nominal y ello es fruto de las expectativas que dispara el fin de este gobierno. El mercado financiero se anticipa a los cambios, aunque aún muy lentamente. En el sector de la economía real el proceso es más lento y demanda otras certezas. Mi lectura es que lo primero (brecha) es una limitación para cualquier ingreso de capitales productivos y lo segundo (mejora de bonos) es fruto de las expectativas que genera cercano término del ensayo kirchnerismo. Además Argentina está muy barata. Según la consultora First, las empresas argentinas se valorizan a la mitad que las de la región. El ex titular del BCRA, Aldo Pignanelli señala que en Brasil una empresa se valoriza con las utilidades de ocho años, en Argentina con tres.
En aquel informe, First destaca las posibilidades del país si se deja de desalentar a los capitales, porque hay mucha liquidez y saturación de inversiones en muchos mercados. Además apunta sobre el pequeño tamaño del mercado de capitalización bursátil (9 por ciento del PBI; Perú, 40 por ciento; Brasil, 45 por ciento; Chile, 96 por ciento) El valor de las acciones que cotizan representa en Argentina el 0,2 por ciento del PBI; en Perú, el 3 por ciento; en Chile, el 18 por ciento; en Brasil, el 37. Ese trabajo señala la escasez de crédito al sector privado. En Argentina representa el 16 por ciento del PBI; en Uruguay, el 27 por ciento; en Perú y México, el 31 por ciento; Colombia 50, por ciento; Brasil 71, por ciento; Chile, 106 por ciento.
El gobierno abandona su bandera de desendeudamiento y está buscando 1.500/2.000 millones de dólares mediante la colocación de Bonar 24 mediante JP Morgan Chase y el Deutsche Bank, a un costo superior al 8,45 por ciento anual. Para el titular del BCRA habrá de regresar a los mercados porque necesita fondos para afrontar en octubre el vencimiento del Boden 15, más de 6.000 millones de dólares. Las necesidades de financiamiento para 2014 oscilan entre 5.000/14.000 millones de dólares y con un juez de quien depende el cobro de intereses, todo es más dificultoso.
Un estudio de M&S Consultores destaca que durante 2015 hay vencimiento por 15.100 millones de dólares. De ellos 12.500 millones de dólares corresponden al sector público; 2.100 millones de dólares de las provincias y 750 millones de dólares del sector privado.
Durante 2015 tendremos que disponer, como mínimo de 11.500 millones de dólares para vencimientos de deuda; 26.600 millones de dólares para importación de bienes de capital, autopartes y electrónica; más de 3.000 millones de dólares para satisfacer la demanda de dólar-ahorro y 6.000 millones de dólares para turismo. La Presidenta dijo hace días que aumentó el turismo de argentinos al exterior. Según el INDEC, en 2014 ese flujo fue 3,4 por ciento inferior a 2013.
La cuenta corriente cambiaria, durante el año pasado, fue deficitaria en 2.350 millones de dólares, pese a la disminución de importaciones de 13.000 millones de dólares.
Faltan dólares porque tenemos cerrada toda posibilidad de financiamiento, con el cepo y la brecha clausuramos el ingreso de inversiones y el comercio exterior achicó su superávit. Durante 2014, la balanza comercial tuvo el saldo más bajo desde 2001, 6.686 millones de dólares, un 16,5 por ciento inferior al registrado en 2013. En 2009 había sido la caída más pronunciada de ese alance, 11,7 por ciento. En el mes de diciembre pasado, el achicamiento de ese saldo comparado con ese mes de 2013 fue del 30,8 por ciento.
En 2002 y 2009 ese superávit fue de más de 16.600 millones de dólares. Luego vinieron las trabas y cuotificación de divisas. La OMC (Organización Mundial de Comercio) falló nuevamente contra el país por la aplicación de DJAI y ello complica las exportaciones y ahuyenta proyectos de inversión. En ese cuestionamiento participan más de treinta países, entre ellos EEUU, Japón y la UE. Según la consultora DNI, el 20 por ciento de las exportaciones argentinas van a los países que nos demandan y comprometen a 15.000 millones de dólares. La CERA (Cámara de Exportadores) reclamó acatar el fallo y adecuar la normativa vigente. Desde que las impuso Guillermo Moreno, el Gobierno defendió las DJAI como elemento básico que ayuda a las aduanas a garantizar un resguardo. Una cosa es defender con instrumentos inteligentes el mercado y otra imponer estas trabas arbitrarias, con brecha cambiaria, inflación (aún la del INDEC, para 2014 es la más elevada desde 2002: 23,9 por ciento), cepo para provisión de insumos y tantas regulaciones que nos hacen perder competitividad. El World Economic Forum, en su tabla de competitividad elaborada entre 144 países nos ubica en el sitio 104º, descendiendo desde el lugar 85º de la anterior medición. En esa escala de 1 a 7, Suiza califica 5,7; Latinoamérica tiene un promedio de competitividad de 4 y África 3,6. Veamos en la región: Chile 4,6; Brasil 4,3 por ciento; Perú y Colombia 4,2 por ciento; Uruguay 4. Argentina con Bolivia califican 3,8 por ciento, por debajo del promedio. Venezuela está peor: 3,3.
La represión de las variables económicas, el intervencionismo exagerado y el voluntarismo agitando consignas antiempresa, siempre conspiran contra la productividad global de la economía del país. Según Heritage Foundation, entre 178 países, Argentina se ubica en el sitio 169º respecto de la libertad económica. En 2002 estábamos en el lugar 44º. Esto no es cuestión de aperturismo irrestricto, no es una cuestión ideológica ni de autarquía como si no viviésemos en una aldea global, competitiva y con oportunidades. En ese ranking Chile se ubica en el 7 lugar; Colombia, en el 28; Uruguay, en el 44. Por debajo de nosotros sólo están Cuba y Venezuela.
En un año, Brasil devaluó su moneda 25 por ciento con una inflación de 7 por ciento. En la semana pasado el real se devaluó 3,74 por ciento mientras en la Argentina no se mueve porque se lo utiliza como anclaje antiinflacionario.
Esto afecta a todas las economías regionales, de la fruticultura al tabaco, de los cítricos al ajo y el té cuyas exportaciones se pararon y su rentabilidad se transformó en pérdidas. Las exportaciones de las economías regionales cayeron los doce meses de 2014 y se achicaron 6,3 por ciento respecto de los embarques de 2013. En el interanual de enero nuestras exportaciones al Mercosur disminuyeron el 25 por ciento, y a la UE, el 19 por ciento.
Según la CEPAL, en 2014, Argentina fue el único entre trece países de la región que tuvo saldo negativo en la cuenta de Inversiones Extranjeras Directas. Perdimos la oportunidad de atraer inversiones para explorar y extraer shale cuando el barril estaba por sobre los 100 dólares (140 dólares cotizó en barril en 2008) y ahora con 45 dólares resulta antieconómico. Con aquel tope en 42 dólares el barril se perdió la posibilidad de capitalizar al sector. La perforación de un pozo de shale petróleo en Argentina implica invertir 18/20 millones de dólares; en EEUU se lo hace con cinco millones de dólares. Los especialistas dicen que hay que bajar ese costo a 6/7 millones de dólares. En seis años, EEUU pasó de producir seis millones de dólares de barriles por día a nueve millones de dólares, redujo su dependencia y corrigió su balance de pagos. En 2014, EEUU superó a Arabia Saudita como productor de crudo. El titular de YPF dijo que con el precio del barril a 84/85 habría resultados marginales, y referido al yacimiento de Vaca Muerta fijo un piso de 65 el barril. El precio de equilibrio se ubicaría en 80/barril y a ese valor se le estaría reconociendo el gobierno con el subsidio de 3 por barril si aumenta su producción. El costo de Arabia Saudita es menor a 6 el barril y en ese juego entre OPEP y shale sobreofertando el mercado, hay un tiempo de precios contenidos en estos niveles. Chevron anunció que mermará la cantidad de pozos en Vaca Muerta, pasando de los 166 de 2014 a 150 en 2015. Ante la legislatura neuquina había comunicado que se perforarían 212 pozos en 2014 y 198 en 2015. Según se conoce Chevron mermará su inversión en exploración y producción de 40.000 millones de dólares a 35.000 millones de dólares, concentrándose en EEUU en desmedro de otros destinos. La conducción de YPF tiene que informar sobre el precio que paga a Chevron, porque con una cotización WTI de 49,28 se estaría pagando un 80 por ciento por encima del precio internacional y un 18 por ciento por sobre lo que se les paga a los refinadores locales. Este Congreso no conoce ese piso de precio garantizado y tampoco lo firmado con Petronas, Dow y la china Sinopec. Tendríamos que analizar en profundidad el escenario internacional, la puja entre la OPEP y EEUU por los precios y lo que ello significa como tendencia estructural. Ese mercado está cartelizado e influyen factores coyunturales, pero todo es más complejo si el país no cuenta con una política realista para aprovechar sus recursos naturales. Con esa mirada debemos analizar la matriz energética menos demandante de capitales al tiempo que atraemos inversiones con mayor aporte tecnológico.
La valorización bursátil del 49 por ciento, en manos privadas, de YPF mermó a 4.500 millones de dólares. La empresa difunde crecientes ganancias, pero en el último semestre sus acciones perdieron 45 por ciento de su valor.
Por contracción de actividad y caída de precios del petróleo, las importaciones energéticas disminuyeron 12 por ciento durante 2014, pero significaron 10.900 millones de dólares.
Cuando asumió el kirchnerismo teníamos un superávit energético de 5.412 millones de dólares; el año pasado fue deficitario en 6.243 millones de dólares. En 2013 el déficit energético fue 5.830millones de dólares. En esta década se achicaron un 50 por ciento las reservas de gas y se redujeron 17 por ciento las reservas de petróleo. El 40 por ciento del consumo de gas que consumimos es importado. En noviembre 2014, la producción de gas en boca de pozo, disminuyó 0,6 por ciento respecto de ese mes de 2013.
Por segunda vez, desde mayo del año pasado, volvemos a importar petróleo crudo, lo que no hacíamos en los últimos veinte años. Se trata de un negocio financiero para YPF y los importadores, pero como el precio interno de los combustibles en enero subió 1 por ciento, esa sangría de divisas, en nada beneficia al consumidor. Si porque es barato creemos que conviene importar, estaremos postergando la explotación de nuestros recursos, gastando divisas y aumentando la incertidumbre para quienes quieran emprender proyectos de gran porte.
Las exportaciones de crudo y combustibles se achicaron 17 por ciento. De ese modo el déficit de la balanza energética superó los 6.200 millones de dólares, alrededor de 900 millones de dólares por sobre el rojo de 2013. Desde 2010 gastamos en esa cuenta 50.000 millones de dólares, fruto de las políticas del gobierno que descapitalizó al sector, entregó YPF a un grupo banquero especialista en mercados regulados y permitió el achicamiento de reservas. En ese negocio hubo comisiones y en algún momento habrá que investigar porque se fomentó la importación de gas, GNL y combustibles. Se estima que la baja del precio del petróleo signifique un ahorro de 3.000 millones de dólares aunque hasta ahora el gas y GNL no acompaña el mismo nivel de caída del crudo, pero la pérdida de ingreso por menor precio de commodities estará por arriba de los 4.500 millones de dólares.
Las exportaciones totales del país se achicaron 11,7 por ciento durante 2014 y las importaciones mermaron 11,4 por ciento. Exportamos 72.000 millones de dólares, 10.000 millones de dólares menos que 2013 y 12.000 menos que en 2011. Esto ocurrió en un mundo complejo, sin duda, pero donde el volumen total de exportaciones, durante 2014 aumentó 3 por ciento. Si como se estima, durante 2015 las exportaciones caen a 66.000 millones de dólares, sería el cuarto año consecutivo, según Analytica el período más largo de descenso en las exportaciones desde 1932.
Las exportaciones de origen animal y vegetal en 2014, pese al aumento del 17 por ciento de los embarques de soja, sumaron 59,4 millones de dólares de toneladas, un 4 por ciento por debajo que 2013 y es una tendencia. Veamos: en 2011 se exportaron 66,9 millones de dólares de toneladas; en 2012: 64,3 millones de dólares toneladas y en 2013, 61,5 millones de dólares toneladas. Las ventas externas de cereales, en volumen, disminuyeron el 25 por ciento. Las de azúcar disminuyeron el 63 por ciento; las de limón, el 46 por ciento; las de cebolla, el 40 por ciento; las tabaco, el 27 por ciento, las de maní, el 13 por ciento; las de manzanas, el 12 por ciento; las de té, el 8 por ciento y las de peras, el 7 por ciento. Las exportaciones de miel disminuyeron 19 por ciento; las de leche, el 13 por ciento; las de carne aviar y huevos, el 13 por ciento y las de pescado, el 12 por ciento. La caída de exportaciones, inflación y retraso cambiario, pone en crisis al sector vitivinícola. En Mendoza se cosechan menos quintales de uva que en 1987. En cuatro años, el precio de la uva obtenido por los productores aumentó entre 10/15 por ciento pero sus costos se incrementaron 80 por ciento, según AACREA. El vino fue un producto donde las inversiones optimizaron su calidad y se abrieron nuevos mercados.
Las exportaciones de alimentos, según Copal, pasaron de 30.000 millones de dólares en 2011 a 27.500 millones de dólares en 2014. Pese a que los precios internacionales del aceite de oliva aumentaron de 2.250 dólares la tonelada a 3.650 dólares la tonelada en el último semestre, la producción de aceite de oliva apenas llegó a 17.000 toneladas y 70 por ciento por debajo de los esperado e inferior al promedio de los últimos años de 23.000 toneladas. La ecuación de costo es superior al precio que reciben.
Las exportaciones industriales se desplomaron 15 por ciento el año pasado. En el interanual de enero 2015/14 se redujeron 33 por ciento. Las ventas de autopartes al exterior cayeron durante el año pasado 20 por ciento, según la consultora IES (Investigaciones Económicas Sectoriales.) Las exportaciones de automóviles en enero (7.620 unidades) cayeron 61,1 por ciento respecto de enero 2014 y 73,8 por ciento comparado con diciembre del año pasado. Esa merma de ventas al exterior incluyen las manufacturas de cuero, caucho, textil, vidrio, calzado, papel, aparatos y máquinas.
Argentina exportó en 2014 por 72.500 millones de dólares; en 2013 había exportado 81.660 millones de dólares y en 2011 83.950 millones de dólares. Para este año se estima un nivel de exportaciones de 70.000. Como caerán exportaciones e importaciones y el superávit comercial, probablemente se mantenga en 7.000 millones de dólares.
En enero de 2015, las exportaciones disminuyeron el 18 por ciento (9 por ciento por cantidad y 10 por ciento por precios) y las importaciones se desplomaron 19 por ciento (12 por ciento por cantidades y 7 por ciento por menores precios). Estamos en niveles de 2010 en nuestras importaciones y en 2009 respecto de nuestras exportaciones. El saldo en enero fue de un superávit de 73 millones de dólares; en 2013 ese saldo fue de 280 millones de dólares; en 2011 de 513 millones de dólares; en 2010 de 1.217 millones de dólares.
En el interanual de enero, la actividad industrial se redujo 1,5 por ciento, según Orlando J. Ferreres. La producción de vehículos comerciales se contrajo el 29 por ciento y química y petroquímica, el 4,9 por ciento. Según el INDEC, la industria cayó el 2,1 por ciento en el interanual de enero (acero crudo y aluminio; el 5,9 por ciento caucho y plásticos; el 10,8 por ciento textiles, el 28,7 por ciento automóviles y el 33, 5 neumáticos. Según la consultora FIEL la caída industrial en el interanual de fue de 5,4 por ciento. La merma automotor se ubica, según esta medición en el 29,6 por ciento; la de la industria de los plásticos, en el 20,3 por ciento; la metalmecánica, en el 10 por ciento. Llevamos dieciocho meses consecutivos de descenso en la actividad manufacturera.
La producción industrial disminuyó 2,5 por ciento durante 2014 (según la UIA, 3,5 por ciento, y según Orlando Ferreres y Asociados, 3,6 por ciento) y es el tercer año consecutivo de caída, acumulando un año y medio de contracción que se verifica en el 85 por ciento de las ramas manufactureras. Es la tercera recesión industrial más prolongada desde 1980, como lo recuerda Annabella Quiroga. Todas las estimaciones anticipan que en 2015 la caída seguirá entre 0,5/0,7 por ciento. En enero se fabricaron 25.625 unidades, un 29,1 por ciento menos que en enero 2014. Las ventas de automóviles nuevos cayó el 39 por ciento en enero comparado con ese mes del año pasado y con 65.550 unidades patentadas (42.742 menos) se ubica en niveles de enero 2005. Como correlato la actividad industrial expulsó 26.900 puestos de trabajo registrados. La cantidad de obreros industriales se redujo 2,2 por ciento en 2014 y la disminución de horas trabajadas se redujo 3 por ciento. Durante 2014 se perdieron 20.000 empleos industriales. En el interanual de enero las suspensiones aumentaron 14 por ciento.
El poder de compra de los operarios industriales se redujo más del 7 por ciento. Según el Banco de la Ciudad, el ingreso de los trabajadores se redujo 3,4 por ciento, por tercer año consecutivo.
Si observamos los $ 644 mensuales de la AUH (Asignación Universal por Hijo) que reciben 3,6 millones de dólares de niños y adolescentes, perdió 20 por ciento de su poder adquisitivo desde 2009 cuando se lanzó. En el caso de la ayuda escolar, que reciben 3.227.000 padres para sus hijos de 4 a 17 años, pese al ajuste que lo eleva a $ 700, perdió más de la mitad de su poder de compra de 2001 (130 pesos) que actualizado por inflación tendría que estar en 1.600 pesos. La CGT estima que el 28,9 por ciento de nuestra población (doce millones de dólares de personas) están en situación de pobreza (con una canasta básica de 8.200 pesos mensuales) y dos millones de dólares en la indigencia (3.610 pesos mensuales.) El gobierno que manipula y falsifica las estadísticas oficiales ha discontinuado la publicación de los datos de pobreza e indigencia, pero esa central obrera estima que desde 2012 hay dos millones de dólares de compatriotas que cayeron en esa categoría.
Según la consultora IDESA (Instituto para el Desarrollo Social Argentino) entre 2004/13 disminuyó la participación laboral femenina entre los hogares más pobres, pasando del 43,7 por ciento al 35,6 por ciento. Todo ello en medio del discurso de la igualdad de género y recuperación de derechos de la mujer, en el país gobernado desde hace siete años por una exitosa abogada. El Estado avanzó con la asignación para embarazadas y el régimen para personal de casas particulares y la ampliación jubilatoria para amas de casa, pero debe generar un escenario para que en la actividad privada se abran oportunidades a la mujer, tanto en su reconocimiento como en lo salarial.
Como siempre aclaro, me baso en diferentes mediciones y apelando a consultoras que publican sus estadísticas. Lo hago porque no poseemos estadísticas oficiales confiables que nos permitirían analizar sobre las mismas bases. El descrédito externo de no contar con estadísticas genera un daño enorme y costos derivados. La anunciada corrección, terminó pronto. Para el INDEC la inflación anual fue del 23,9 por ciento; el instituto de Tierra del Fuego midió 34,8 por ciento y la de la Ciudad de Buenos Aires 38 por ciento. Aún con esa diferencia de once puntos, es el índice más elevado desde 2007 y uno de las cinco más altos del mundo.
Argentina pierde relevancia en el comercio exterior porque se desindustrializó voluntariamente, desde hace décadas, tanto en el neoliberalismo aperturista como con el populismo intervencionista. La década kirchnerista, poblada de frases industrializadoras, nos deja con un déficit de la balanza comercial manufacturera de 25/30.000 millones de dólares. Destaco datos de un trabajo del economista Jorge Vasconcellos, las exportaciones industriales argentina representa el 0,22 por ciento de ese sector en el mundo cuando nuestro PBI es 1 por ciento del producto mundial. Exportamos 600 por habitante por año de productos industriales; México 2.400 y Corea 49.800. Respecto de Brasil, en 1998 el 13 por ciento de sus importaciones eran productos industriales argentinos, en 2014 significó 6,7 por ciento. Por cada punto que se contrae nuestras ventas industriales a Brasil, significa una merma de 2.400 millones de dólares de ingresos.
Las industrias de maquinaria agrícola disminuyeron las ventas el 16 por ciento en 2014. Según el INDEC, la actividad de la construcción cayó 0,4 por ciento en 2014 y el empleo en el sector vino cayendo entre 1 y 3 por ciento cada mes comparado con 2013.
En diciembre el consumo se contrajo 2,6 por ciento respecto de igual mes de 2013 y en el año, la venta de productos básicos disminuyó 1,4 por ciento, según la consultora CRR. Si comparamos con el último trimestre de 2013, el consumo disminuyó 9,7 por ciento. En diciembre el consumo de electricidad disminuyó 8,8 por ciento respecto de ese mes de 2013. En el interanual de diciembre 2014, el consumo de servicios públicos para transporte de cargas se contrajo 17,3 por ciento. La cantidad de pasajeros de colectivos disminuyó mes a mes el año pasado. Esto muestra el agotamiento del modelo porque sus exégetas siempre se refieren al consumo desestimando la inversión y las exportaciones. En la matriz actual el consumo de las familias representa el 60 por ciento del PBI. El resultado de este desequilibrio es evidente, el PBI por habitante está en los niveles de 1998.
La inversión, variable clave en el proceso de producción, en el interanual de enero descendió 1,6 por ciento. Según Orlando Ferreres y Asociados, es el noveno mes en un año en que la inversión retrocede. Durante 2014, la inversión disminuyó 11,25 por ciento respecto de 2013. La inversión en bienes de capital de origen nacional se contrajo 13,5 por ciento durante el año pasado y en diciembre fue mayor, 14,2 por ciento. Para Enrique Dentice, economista de la Unsam (Universidad de San Martín), la inversión está entre 14/15 por ciento del PBI. El titular del BCRA Alejandro Vanoli afirmó que no va a ser sencillo que se recupere la inversión. Sin inversión no hay aumento de productividad posible y toda redistribución genuina de riqueza imposible. ¿Acaso se cree que será neutro, para redistribuir con salarios, que se compre menos máquinas y equipos o que disminuya la inversión agroquímica en nuestros campos?
En este Congreso hay un proyecto para estimular la utilización de fertilizantes, pero como impera el fiscalismo y criterios anti campo, se pierde perspectiva respecto del incremento de rendimientos que puede significar aumentar el uso de fertilizantes, con su consecuente incremento de ingreso de divisas. Según la asociación Fertilizar, durante 2014 el uso de fertilizantes fue 5 por ciento inferior a la campaña anterior. El uso de fertilizantes nitrogenados disminuyó 2 por ciento; de fosfatados, el 10 por ciento y de azufrados, el 20 por ciento. Según informa Ciafa (Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos, en las cosechas de 2014 se utilizaron 3,24 millones de dólares de toneladas de fertilizantes, 500.000 toneladas menos que hace siete años atrás. Según ese informe el rinde promedio de la agricultura argentina, desde 2008 está en una meseta de 3.000 kilos/hectárea. Esos nutrientes que se extraen sin reposición afectan rindes y calidad, como aquella merma en maquinaria industrial baja la productividad de donde surge la tasa de reinversión, la creación de nuevos puestos de trabajo y los mayores salarios.
La pérdida de rentabilidad por costos y las trabas produjeron efectos en el más competitivo segmento productivo, nuestro sector agropecuario. Elogiado en el discurso de la Presidenta en Beijing, pero sujeto a descalificaciones y atropellos desde 2008, por la voluntad de los productores y la benevolencia climática, se estima que la cosecha de soja llegará a 58 millones de dólares de toneladas y el Tesoro capturará 6.200 millones de dólares en concepto de retenciones. Con el ataque a los silo-bolsa, ocurrido hace días en Henderson y la treintena de hechos anteriores, muchos de ellos en mi provincia, sin que mereciera ningún comentario de nuestras autoridades se refleja el desprecio y la habilitación a que sigan sucediendo. Según Coninagro se cerraron 5.000 tambos y 125 frigoríficos; se perdieron 20.000 empleos y hay 60.000 productores que abandonaron sus explotaciones.
La producción de leche de 2014 (11.019 millones de dólares de litros se redujo por segundo año consecutivo. Según CRA (Confederaciones Rurales Argentinas) la tendencia declinante se mantendrá en 2015 por los desincentivos de las políticas públicas y falta de infraestructura, impuestos, inflación y precio real que reciben los tamberos. Producimos 4 por ciento menos que en 2011, mientras que Uruguay aumentó su producción láctea 16 por ciento; Nueva Zelanda 15 por ciento y Brasil 9 por ciento. El tambero argentino recibe 0,23 dólares el litro que entrega, el uruguayo y brasileños recibe cerca del doble. El productor de lana en Brasil y Uruguay percibe un dólar más por kilo que en nuestro país.
Los costos afectan inclusive la producción sojera. Entre junio y diciembre, adquirir 100 litros de gasoil significó pasar de 4,6 quintales de soja a 5,5 quintales. Para comprar 100 litros de glifosato hacía falta 13,5 quintales, en diciembre se necesitaron 15,1 qq. Y lo mismo para comprar fertilizantes.
La carga impositiva se lleva el 83 por ciento de la ganancia del productor. Según Luis Miguel Etchevehere, titular de la SRA, en el sector agropecuario la carga impositiva es 55por ciento mayor que en otros sectores.
El déficit fiscal, sin aportes del BCRA y ANSES está en 230.500 millones de pesos, 5 por ciento del PBI. Es el más elevado en un cuarto de siglo. Nos acercamos a los peores años de la convertibilidad.
Según Ismael Bermúdez, las cuentas propias del Tesoro exhiben un rojo de $ 169.773 millones de dólares y sin las ayudas del BCRA y ANSES, el déficit real del Tesoro fue de 249.613 millones de pesos. Estos aportes crecieron 135 por ciento entre 2003/14. En 2013 ese aporte extra fue de 59.259 millones de pesos. El mencionado analista económico apunta que el BCRA prestó al Tesoro el 66 por ciento de su activo y esa suma supera los 85.000 millones de dólares. El economista José Luis Espert ubica ese porcentaje en 67 por ciento, 730.000 millones de pesos.
La recaudación aumentó 30,1 por ciento en enero, fruto de ingresos por Impuesto a las Ganancia pero el gasto primario creció 43 por ciento (en diciembre 44,6 por ciento) al nivel de todo el 2014. Con 45 modificaciones presupuestarias, el Gobierno incrementó 35,7 por ciento el Presupuesto votado en este Congreso. La autorización sancionada fue de 859.542 millones de pesos y con DNU por fuera del Congreso se llegó en 2014 a 1.165.000 millones de pesos (más de 300.000 millones de pesos). El gasto público se multiplicó veinte veces entre 2003/14. Al comenzar su gestión el kirchnerismo el Presupuesto era de 75.409 millones de pesos. Tomando una inflación del 360 por ciento, en valores reales se incrementó 51 por ciento; según la consultora Economía & Regiones el promedio anual de aumento fue de 6 por ciento. El Presupuesto 2015 (1.251.630 millones de pesos) es 45 por ciento al votado en este Congreso para 2014 y 7,4 por ciento por arriba del efectivamente gastado. Veremos cómo termina con las sucesivas ampliaciones que habitualmente hace el kirchnerismo con DNU y Decisiones Administrativas.
Este nivel gasto es imposible de financiar pero es aún más objetable su uso sin prioridades, su distribución opaca y discrecional. Su mala gestión y la mala prestación de servicios, empezando por la seguridad, califica a un modo de gobernar con baja calificación de los agentes que se toman y contratan, con carácter de excepción por no reunir los requisitos mínimos establecidos. Veamos el caso plausible del porcentaje de recursos presupuestados para educación. El calendario argentino en el nivel primario es uno de los más cortos, 720 horas de clase anual. Brasil y México tienen 800; Perú 869; Chile 1.087. La inflación impacta en la canasta familiar con aumentos entre 41/ 60 por ciento en el precio de los útiles escolares. El abandono en el ciclo secundario y la baja calidad del aprendizaje, califican esta gestión. La transferencia de alumnos de la escuela pública hacia el sistema de gestión privada, desmiente todo el discurso de estos años respecto de la reconstrucción del Estado. Como todos los años, hay problemas para iniciar el año lectivo. Hasta hoy, en siete u ocho provincias no comenzarán las clases el lunes próximo y ello afecta a miles de alumnos de jardín y primaria. Según la CTA, en las últimos años el salario real docente un 20 por ciento de su poder adquisitivo. Los que menos tienen y los jóvenes quedan perjudicados por esta brecha de conocimientos. Aunque la demagogia pretenda imponer una imagen de justicia social, los datos reales demuestran lo contrario.
El programa Fútbol para Todos, con sus ampliaciones llegó a 1.776 millones de pesos, una cifra que supera lo autorizado para 2015 por este Congreso. ¿Por qué no ingresar la publicidad privada a este segmento tan rentable y demandado de la televisión? ¿Para hacer propaganda del gobierno y atacar a los que lo objetan?
De cada 100 pesos gastados por el Tesoro, se destinó a partidas sociales 4 pesos y a subsidios de gas, transporte metropolitano y electricidad 14 pesos. En el caso de la luz eléctrica, lo reciben muchos que no los necesitan. Según la Fundación Mediterránea, el año pasado se destinaron a subsidios de energía, transporte y agua 146.398 millones de pesos, un monto semejante al impuesto inflacionario (144.438 millones de pesos) que pagan fundamentalmente los que menos tienen.
Durante el año pasado se destinaron 120 millones de pesos por día para subsidios (43.950 millones de pesos para trenes y colectivos urbanos, un 44 por ciento por encima que durante 2013. A ello hay que agregar las transferencias de capital. Los colectivos urbanos, con su tarifa solo reciben el 35 por ciento de su recaudación; el 65 por ciento restante son subsidios estatales. Hasta noviembre, Aerolíneas Argentinas recibió 3.421 millones de pesos y desde su estatización en 2008 (no completada aún) incrementó un 21 por ciento su plantilla de personal. El sistema ferroviario recibe 4.500 millones de dólares de subsidios y Aerolíneas Argentinas 400 millones de dólares.
Según el gobierno, el déficit de las cuentas públicas de 2014 alcanzó 185.490 millones de pesos. Según ASAP (Asociación Argentina de Presupuesto), el Tesoro recibió 120.969 millones de pesos del BCRA y ANSES, o sea que el rojo fiscal fue 306.000 millones de pesos, 6 por ciento del PBI. Según esa consultora, en 2013 el déficit fue de 102.200 millones de pesos, con lo que el déficit financiero se incrementó 85 por ciento en un año. En ese año los aportes del BCRA y ANSES alcanzaron los 41.580 millones de pesos con lo cual esa ayuda aumentó 112 por ciento. Para 2015 se estima un desequilibrio de 205.000 millones de pesos, sin computar los aportes extras.
El año pasado, el déficit fiscal financiero de las provincias fue de 9.350 millones de pesos, 0,3 por ciento del PBI. En 2013 ese rojo fue de 7.770 millones de pesos. Según la consultora Economía & Regiones que estima un déficit provincial de 27.400 millones de pesos para 2015 y podría crecer entre 0,4/0,7 por ciento del PBI, según el IERAL. El gasto en personal de las provincias significa el 46 por ciento del total que gastan. La inversión pública, en las provincias, en 2013 fue del 9 por ciento de su gasto; en 2007 representaba el 12 por ciento.
Ese déficit ocurre con las provincias recaudando más. En 2003 la recaudación de las provincias significaba 4 por ciento del PBI; en 2013 pasó a 6 por ciento del PBI. El Estado está en déficit, con la presión impositiva más asfixiante de las historia (según el Ieral, 33,4 por ciento del PBI y 36,8 por ciento con el impuesto inflacionario). Cuando el kirchnerismo inició su gestión ese registro era del 22 por ciento del PBI. A fines de los `80 la presión impositiva era de 15 por ciento del PBI.
Para enjugar semejante agujero fiscal, en 2014 emitieron 160.000 millones de pesos y Daniel Fernández Canedo estima superará los 200.000 millones de pesos este año. Para Carlos Melconian la emisión estará en 260.000 millones de pesos. El 40 por ciento de la base monetaria se explica por esta emisión. Para esterilizar el circulante el monto de Lebac (títulos de corto y largo plazo a tasa fija) y Nobac (a tasa variable) se triplicó durante 2014, llegó a 303.000 millones de pesos que significan 83/85.000 millones de pesos en conceptos de intereses anuales, según la consultora Finsoport. Ese pasivo (9.700 millones de dólares de intereses) no se computa para calcular del déficit fiscal. Desde 2010 el monto de Lebac se incrementó 460 por ciento, desde 2009 se quintuplicó. El BCRA duplicó su deuda con los bancos y se estima que superará los 400.000 millones de pesos a fin de año. Según el economista Miguel Kiguel, representaría el 7,4 por ciento del PBI, contra el 5,3 por ciento que significó durante el año pasado. Por esas letras que se licitan los martes, se paga 26/28 por ciento anual. Actualmente esa deuda flotante, en el orden de los 34.500 millones de dólares, supera el nivel de reservas. Según estudios de especialistas, a fin de año la deuda del BCRA duplicaría las reservas brutas. Según esas tendencias el monto de Lebac de febrero (30.000 millones de dólares) llegaría de 40.000 millones de dólares y las reservas caerán a menos de 20.000 millones de dólares. El Gobierno no ajusta su despilfarro y traslada el ajuste al sector privado, en este caso dejando sin crédito a las empresas.
El BCRA, durante 2014, de giró al Tesoro cerca de 30.000 millones de dólares (10.900 millones de dólares y 160.000 millones de pesos.)
Esto debe ser materia de debate, porque estamos ante una gran simulación previa o una enorme impericia para estimar la marcha del país. En el presupuesto 2014 se estimó un superávit de 830 millones de pesos y las cuentas cerraron el año con un déficit de 109.719 millones de pesos, un 70,2 por ciento superior al de 2013 (64.478 millones de pesos.) Los aportes del BCRA y ANSES superaron los 120.740 millones de pesos. Significan 2,6 por ciento del PBI. En 2006, según el Iaraf representaba el 0,2 por ciento del PBI.
El populismo estimula el consumo para mantener poder y usa los recursos públicos sin prioridades con ese objetivo, sacando esos recursos del sector privado complicando la reinversión y la generación de empleo genuino. Durante 2014, según la consultora Analytica, el mercado laboral verifica la peor evolución desde 2002. Según ese informe, en el último trimestre del año pasado se han destruido 280.000 puestos laborales de jornada plena de 35 horas semanales. Entre quienes no la completan y se registran dentro de la subocupación, se engrosó ese universo en 230.000 personas, lo que arroja un crecimiento neto de 90.000 desocupados. Según el INDEC, durante 2014 la desocupación aumentó de 6,4 por ciento a 6,9 por ciento y la subocupación pasó del 7,8 por ciento al 9,1 por ciento. Eso informa que hay más de 2,7 millones de dólares de compatriotas con problemas laborales, 200.000 más que en 2013. El modo en que aumentó la creación de empleo para la EPH (Encuesta Permanente de Hogares) 2013 hace poco creíble toda la serie y desvincular la tasa de actividad aleja la realidad; tomar a quienes reciben planes parece un desatino porque los reciben por no tener un trabajo estable. Si tomamos a los que salieron del mercado del trabajo por desaliento, la tasa de desocupación llega al 12 por ciento, muy cercano al 14 por ciento de la convertibilidad. En mi provincia, la desocupación supera el 10 por ciento y durante 2014 se perdieron más de 20.000 puestos laborales. La cantidad de subocupados está por encima de 100.000 personas, el 13,7 por ciento. Desde hace más de tres no aumenta el empleo privado registrado. Según la OIT, la tasa de ocupación en argentina, entre 2004/14 aumentó 1,8 por ciento. En Uruguay, durante ese período, se incrementó 9,4 por ciento; Colombia 6,9 por ciento; Chile 6,3 por ciento y en el conjunto de la región 4 por ciento. Según ese informe que reproduce IDESA, el aumento de la tasa de ocupación en nuestro país ocurrió en los primeros años del kirchnerismo cuando la devaluación hizo descender el costo laboral y los precios de las commodities se multiplicaron. Recuerdo que el precio de la soja pasó de 120 la tonelada a más de 550 con mucho tiempo por encima de 370.
Según las estadísticas oficiales, en el país, el desempleo entre los jóvenes varones menores de 30 años aumentó 1,8 por ciento.
El empleo público, según el BID, alcanza al 14,8 por ciento de la fuerza laboral. La consultora IDESA (Instituto para el Desarrollo Social Argentina) señala que nuestro país es el de mayor porcentaje en la región. En Uruguay es 12,7 por ciento; Brasil 11,5 por ciento y Chile 9,2 por ciento
El fin del populismo siempre es el mismo y en este caso, doblemente objetable porque la coyuntura de precios y corrientes de capitales fueron ventajosas como nunca. Cambió la coyuntura y queda la pobreza y la deuda social. La desigualdad se cristaliza si no hay un proceso continuado de desarrollo armónica en todas las regiones. El 10 por ciento de la población más acomodada recibe el 30 por ciento del ingreso y la distancia entre los extremos de la pirámide social es de veinte veces. El Estado no puede resolver con gasto público, que puede ayudar si está eficientemente orientado, pero con sus políticas de promoción productiva, puede fomentar la creación de trabajo, la integración de cadenas de valor y la vertebración del territorio, reequilibrando el desequilibrio poblacional.
Mientras estamos deliberando, en la provincia de Chubut el fuego incontrolado consume miles de hectáreas forestales y en varias regiones de mi provincia hombres y mujeres de distintas edades, sufren los efectos de las inundaciones que costó la pérdida de muchas vidas humanas y pérdidas de efectos conseguidos con tanto esfuerzo. Catástrofes como éstas no son evitables pero hay que planificar y construir dentro de un plan maestro para acotar sus efectos y disminuir su costo económico-social. Si no ponemos el Estado al servicio de obras de infraestructura, previsión ante los efectos del cambio climático, alerta temprana de catástrofes y atención organizada de emergencias, los recursos que se prodigan seguirán siendo una estafa.
Este Congreso debe controlar la ejecución de políticas eficientes y transparentes, con tanto celo como cuando se imponen impuestos a quienes trabajan y producen. El Acuerdo con China no está planteado en esa dirección, porque los acuerdos específicos se desconocen y porque está signado por la urgencia financiera, desentendiéndose de la suerte futura de todos los actores nacionales. Sin una política de desarrollo, lo que están aprobando será dificultoso de revertir, especialmente en el entramado industrial. Es el lamentable final de la década desaprovechada.