Qué importante y trascendental es el paso que hoy estamos dando al aprobar este proyecto al que desde ya adelanto mi voto afirmativo. La educación es uno de los derechos indiscutibles al que todo pueblo debe tener acceso.
Para muchos, la obligatoriedad del jardín de 4 años casi pasa desapercibido pero para muchos otros es la garantía de acceso a un sinfín de oportunidades que si no fuera por la escuela, alcanzarlas seria muy dificultoso.
Si bien gracias a la Ley de Educación Nacional sancionada en 2006 a instancias de nuestro querido Néstor Kirchner que estableció la universalidad de la escolaridad a los 4 años, a la Ley de Protección Integral de los Derechos de los Niños y Adolescentes y a la Asignación Universal por Hijo, se avanzó en la equiparación de acceso a la educación de millones de niños y niñas, hoy estamos aprobando la obligatoriedad. Que no es lo mismo. Hoy estamos garantizando que todos los niños de 4 años se escolaricen.
Cuando en 2006 la Ley de Educación Nacional estableció la obligatoriedad del jardín de 5 años y la universalización del jardín de 4 años, comenzamos a cerrar la brecha de profunda desigualdad en el acceso a la educación inicial que generaba que los niños de bajos recursos no concurrieran al jardín.
Todos estamos de acuerdo acerca de la importancia de la integración y la estimulación temprana de los niños en los primeros años, pero también todos sabemos que esta oportunidad son pocos los que la pueden alcanzar.
En las grandes ciudades las familias de mayores recursos económicos llevan a sus hijos a guarderías y jardines de infantes privados desde muy pequeños pero las más carenciadas no lo hacen por lo costosos que son la mayoría de ellos. Ni que hablar del interior, de los pequeños pueblos o de las zonas rurales. Los jardines públicos de 4 años son pocos, las guarderías demasiado costosas y entonces los niños concurren al jardín de 5 años sin ninguna estimulación ni herramientas previas que otros pares desarrollaron desde bastante tiempo antes. Entonces, aquí se abre una brecha crucial de desarrollo que genera una clara desigualdad que se traduce en jóvenes y más tarde adultos con diferencias que en la mayoría de los casos no se logran equiparar.
En mi provincia, en Corrientes, de acuerdo a los últimos datos de Ministerio de Educación de la Nación, de los niños que están en primer grado, un 96.2% asistió a salas de 5 años pero más del 50 por ciento de esos niños no asistieron a la de 4 años el año anterior. Es decir que más de la mitad de los niños del preescolar, no se ha inscripto en la sala de 4 durante el año anterior.
Y esto es una señal de alerta que nos obliga a garantizar su escolarización porque existe pleno consenso científico en lo fundamental que es para la formación y crecimiento integral de un niño la asistencia a la escuela desde muy pequeños y sobre todo para las familias más humildes cuyos padres apenas pueden asegurarles el plato de comida pero no otros estímulos necesarios para su crecimiento. La estimulación a edad temprana abre la posibilidad de aprender sin dificultades en el futuro.
Como decía antes, esa brecha se achicó de manera considerable al permitir que todos los niños y niñas de 5 años pudieran concurrir al jardín, hoy como dice siempre nuestra presidenta Cristina “vamos por más”, también queremos que los de 4 años tengan la misma oportunidad. ¿Por qué no?
Se aproxima 2015 y hemos prácticamente cumplido con todos los Objetivos del Milenio pero seguimos avanzando porque no hemos perdido nuestro horizonte, nuestro propio objetivo, que es alcanzar la plena inclusión de todos los argentinos y con ello achicar las desigualdades que los gobiernos militares y neoliberales profundizaron con sus nefastas políticas y que tampoco, por supuesto, dieron cuenta de la necesidad de avanzar en leyes que protegieran de manera integral al sector más vulnerable de nuestra sociedad.
Pero bueno, desde hace más de 10 años tenemos un Estado inclusivo que permanentemente encara políticas de protección a los más vulnerables, que genera leyes, leyes que no son la impronta de las necesidades del propio gobierno, sino que son leyes democráticas para todos los argentinos y para las generaciones venideras.
La familia es muy importante, pero a esa edad los niños necesitan otros aprendizajes, necesitan salir al mundo, relacionarse con sus pares para desarrollar aptitudes esenciales para la vida porque un niño que asiste desde temprana edad al jardín de infantes estará mejor preparado para encarar la escolaridad posterior y sobre todo para el pleno disfrute y desenvolvimiento en la infancia. El jardín de infantes desde temprana edad favorece el desarrollo cognitivo, afectivo, lúdico y por supuesto social.
Afortunadamente, tenemos un Estado presente, consciente de las desigualdades, consciente de que el actual acceso a la educación se ha mercantilizado poniendo a disposición sólo de aquellos que la pueden pagar herramientas fundamentales para el desarrollo del niño y con ello grandes ventajas respecto al resto. Y por esto estamos aquí, para generar leyes que logren una verdadera equiparación de oportunidades.
Esta ley que vamos a aprobar hoy forma parte de una política de Estado, no ya la apuesta de un gobierno a determinado sector o recurso, viene a completar muchos otros logros que ya mencioné pero también mucha inversión que se viene haciendo con la construcción de nuevas salas de jardín, espacios lúdicos, bibliotecas y otros tantos.
Es altamente gratificante que hoy estemos garantizando el derecho a la educación a millones de niños que estando preparados para la escolaridad inicial no pueden acceder.
Seguramente en el Segundo Bicentenario habremos alcanzado la plena escolaridad de los niños de 4 años porque ya tenemos las herramientas y también la inversión. Las provincias dispondrán del dinero que demande la construcción de las salas, el equipamiento y el personal adecuado para su pleno funcionamiento.
Nuestro ministro de Educación ha creado un Fondo de Infraestructura Escolar para que pronto los niños de 4 años se integren correctamente al sistema educativo.
El jardín de 4 años es un herramienta esencial de estimulación y sobre todo muy enriquecedora para el desarrollo integral de los niños.
Estoy muy orgullosa de formar parte un gobierno que siempre apuesta a los valores, a la educación, a la familia y a su protección.