Hoy venimos nuevamente a tratar un proyecto de presupuesto de la Nación en este Congreso. Este mismo acto, pese a las críticas, es ya de por sí destacable, en tanto refleja varios años de estabilidad democrática e institucional, que lamentablemente no pudimos tener siempre en este país.
Al mismo tiempo, el tratamiento del Presupuesto es un hecho importante por el contenido de aquel. Le corresponde al Congreso, ni más ni menos, determinar el programa de gobierno del próximo ejercicio. Es por ello que el presupuesto tiene un gran impacto político y social. Fija las pautas gestión nacional de todas las reparticiones. Y también los recursos materiales para su concreción, por supuesto.
Ahora bien, más allá de los números, considero importante hacer hincapié en esas pautas. Me interesa, por lo tanto, detenerme en las directrices del Presupuesto.
En ese sentido, el presupuesto 2015 viene a reforzar las políticas públicas desarrolladas desde 2003 en adelante, que han recuperado y promovido todos los ámbitos políticos, sociales y productivos del país. Argentina ha crecido mucho y sigue creciendo. Y pese a que 2003 ya quedó atrás, es menester rescatar algunas ideas conductoras de este Presupuesto que se identifican con los anteriores. Lo cual es muy saludable, a los fines de dar continuidad a las políticas públicas.
Hace poco más de diez años, este mismo país estaba muy golpeado por la crisis política y económica. Sin embargo, y para sorpresa de muchos, Argentina no sólo logró levantarse, sino que empezó a desarrollarse y a crecer, a niveles jamás experimentados. Una buena gestión, acompañada de un contexto internacional favorable, permitió hacer frente a compromisos inmediatos pero también se propuso mirar hacia adelante y trabajar para mejorar las cosas. De a poco, todos índices que condenaban a la Argentina, como el desempleo y el endeudamiento, se fueron reduciendo. Y, en paralelo, la producción, la inversión y el trabajo empezaban a crecer. Y no sólo empezaron, si no que siguieron creciendo. Llevamos ya más de una década de crecimiento, que ha mejorado al país en todas sus facetas: institucional, social, productiva, etc.
A su vez, corresponde señalar que no se ha crecido bajo cualquier premisa. El crecimiento argentino ha mantenido un pilar que es el que permitió un desarrollo sustentable. Este es, tal como se expresa en este Proyecto de Presupuesto y anteriores, el crecimiento de la economía con mejoramiento constante de la equidad en materia de distribución del ingreso. Lo cual puede traducirse en un crecimiento igualitario y equitativo.
Argentina creció para los argentinos. Afortunadamente, desde hace casi doce años, se mantuvo una política de crecimiento con inclusión social. Se comprendió, pues, que no sirve aumentar algunos índices sin pregonar un progreso sostenido y equitativo para todos los habitantes, en todo el país.
Así fue que, aparte de reducirse la tasa de desempleo al orden inferior al 7%, se implementaron políticas de gestión para mejorar las condiciones de vida de todos los argentinos. He aquí la vocación inclusiva y equitativa de las gestiones nacionales y de sus presupuestos.
Con esos objetivos, que se mantienen en esta ocasión, el presupuesto vuelve a apostar por el progreso económico sin desatender las metas sociales y culturales. Bajo esas premisas, entonces, este presupuesto vuelve a destinar más de la mitad del gasto a servicios sociales.
Estos servicios sociales ostentan, por lo tanto, carácter prioritario. ¿Cuáles son estas prioridades? Ahora las repasaremos. Pero antes me permito adelantar que son puntos clave, cuya relevancia no puede ser ignorada. Por suerte, el Presupuesto se orienta favorablemente a ellos. Los cuales son:
1) La seguridad social, que incluye, por ejemplo, la materia previsional (y aquí es preciso recordar que la cobertura previsional aumento del 50% en 2006 al 93%) y la asignación universal por hijo (que actualmente atiende a 3.4 millones de niños y adolescentes, hijos de desocupados, trabajadores no registrados y personal del servicio doméstico que no alcanzan el SMVM);
2) Educación, ciencia y tecnología; para lo cual se sigue cumpliendo con tope mínimo del 6% del PBI, fijado por Ley de Educación Nacional 26206 (y se fijan como objetivos: extender formación docente, continuar con plan Conectar Igualdad, mejorar métodos de aprendizaje, continuar con plan de finalización de estudios, construcción de nuevas escuelas);
3) Salud, para lo cual se prevé seguir con el aumento progresivo de prestaciones, desde vacunas a tratamientos complejos; en ese sentido, cabe recordar que gran parte de los avances en salud fueron decididos por el Congreso, como ley de diabetes, de regulación de prestadores de medicina prepaga, de trasplantados, entre otros.
4) Vivienda, para lo que se mantendrá la inversión en el Plan Federal de Vivienda y en el Programa Procrear.
Ahora bien, no por ello se deja de lado a los factores económicos. En ese orden de cosas, cabe destacar que se prevé para 2015 un aumento del PBI del 2.8% y un superávit fiscal de un 1%. Todo esto apoyado, a su vez, en un aumento en la recaudación, que representará 30% con respecto al 28% de 2014.
Todo ello, vale señalar, en un contexto de recesión mundial de la economía. La coyuntura económica internacional refuerza la necesidad de adoptar medidas anticíclicas, que, hasta el momento, han ayudado a que la Argentina evite una de las mayores crisis económicas de la historia del capitalismo.
Asimismo, en el aspecto financiero, corresponde seguir haciendo frente a los compromisos, pese a las presiones externas de los holdouts, o buitres. Hace pocas semanas fue sancionado aquí un proyecto para buscar nuevas herramientas para concretar el plan de pagos, contra los excesos de jurisdicción y competencia de Griesa, que proponen que el Estado argentino deje de lado compromisos y leyes que ha asumido y sancionado durante los últimos años, en ejercicio de las atribuciones consagradas por la Constitución Nacional. Esa decisión no dejará de lado un proceso de reestructuración acordado con el 93% de acreedores. De hecho, la Argentina comienza a fortalecer su apoyo de diversos agentes internacionales, a los efectos de sobrellevar este injusto ataque financiero.
Además, volviendo al presupuesto, no se debe olvidar que el futuro argentino aún puede mejorar con respecto a años anteriores en varios sectores que ya despuntan recuperaciones evidentes. Este es el caso, por ejemplo, del autoabastecimiento energético. Por ello es menester seguir invirtiendo en la generación eléctrica y en la diversificación de la matriz energética. Al mismo tiempo, y aquí aparece de nuevo el parámetro inclusivo, se mantendrán subsidios para un acceso equitativo a los distintas fuentes energéticas.
Por otro lado, no se pierde de vista que aún existe un desafío de promoción de trabajo registrado, el cual ha sido reasumido a través de la reciente ley 26940. Además, se seguirá con fuertes inversiones en el sector de transporte.
Otra vez, todo esto se realiza para sostener y desarrollar un mercado interno, para fomentar inversión, crecimiento, industrialización y fortalecimiento de las economías regionales.
En esa línea, quiero aprovechar, antes de cerrar mi exposición, para resaltar la incidencia del rol del Estado nacional y de su presupuesto en los ámbitos provinciales.
En el caso de mi provincia, quiero destacar, primero, la inversión en proyectos agropecuarios, como el PROSAP, y el apoyo al Instituto de Vitivinicultura, entre otros puntos.
En materia educativa, debe resaltarse la asignación a la Universidad Nacional de San Juan de 1182 millones de pesos.
En materia de asistencia social, se destinarán más de 1000 millones de pesos a asignaciones familiares en San Juan.
En lo concerniente a cuestiones previsionales, se consignarán más de 4300 millones de pesos a prestaciones previsionales.
En lo que hace a obras, debe subrayarse la aprobación del aval de 115 millones de dólares para el Acueducto Gran Tulum.
Y también la inversión de más de 80 millones de pesos a través de proyectos en cabeza del Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (ENOHSA) en la provincia, en especial en desarrollo de infraestructura de agua potable y saneamiento.
Se incluye también una previsión presupuestaria, para una de las obras más trascendentes para la Argentina y fundamental para San Juan: el túnel de baja altura por Agua Negra, al vecino país de Chile. 1200 millones de dólares.
A su vez, se prevé el gasto de 16 millones de pesos en 2015 en la construcción de edificio de Estación Experimental Agropecuaria en San Juan.
10 millones para la puesta en valor del Parque Provincial de Ischigualasto.
Por otro lado, a través la Dirección Nacional de Vialidad, se invertirán en San Juan más de 271 millones de pesos en diversos proyectos.
Por ejemplo, para la construcción de tramos sanjuaninos de la ruta nacional 20, 40 y otras.
En suma, todo esto demuestra que este presupuesto sigue previendo un crecimiento económico sustentable en consonancia con parámetros inclusivos y equitativos, para toda la Argentina y todos sus habitantes.