El convenio con Irán simboliza el fin de una política argentina de defensa de los derechos humanos. ¡Qué hipocresía la de nuestro gobierno!, que por un lado proclama defender los derechos humanos y al mismo tiempo apoya los cánticos del nuevo fascismo de Hezbollah y de Hamas, que quieren ver destruido al Estado de Israel.
De la mano de este mismo gobierno se aprobaron leyes que avalan el matrimonio igualitario, pero como país cerramos convenio con un régimen que persigue a lesbianas y homosexuales, condenándolos a latigazos, cárcel e incluso a pena de muerte. Hablamos de “todos y todas” y nos damos la mano con aquel que apedrea salvajemente a mujeres, que mueren desangradas. Les damos la espalda a las mujeres iraníes que luchan desde hace tiempo para acabar con la discriminación legal y son maltratadas, ridiculizadas y apresadas. Europa y varias asociaciones de defensa de los derechos humanos denuncian una situación catastrófica sobre el respeto de esos derechos. Se producen un elevado número de ejecuciones, lapidaciones, actos de tortura y persecución de las minorías políticas, étnicas y religiosas. Según las Naciones Unidas más de 600 personas fueron ejecutadas en Irán, solamente durante el año 2011 sin un debido proceso judicial. Y el centro de Shirin Ebadi -que recibió el Premio Nobel en el 2003 por su lucha en defensa de los derechos humanos en su país –denuncia que desde el triunfo de Mahmoud Ahmadinehad en las elecciones de junio de 2005 "se ha vuelto atrás hacia los primeros años de la revolución islámica". ¿Qué posibilidades de cumplimiento de un memorándum puede haber, con un país que viola sistemáticamente acuerdos? No se trata entonces “sólo” de aprobar un memorando relacionado con la investigación de la AMIA (por la que todavía lloramos a casi un centenar de víctimas), sino de mostrar públicamente que se está en buenas relaciones con un régimen inhumano, relativizando no sólo el peligro que implica Irán por su programa atómico, sino bendiciendo el terror que sufre la población de Irán y legitimando el apoyo a un terrorismo internacional. Por ende, la sola idea de este convenio, indica que la política de defensa de los derechos humanos que ha pregonado este gobierno, es sólo un relato. No debemos olvidar por cierto que uno de los sospechados de haber participado en el atentado a la AMIA es el iraní Ali Fallahian, quien fuera jefe de inteligencia y hoy es el primero que confirmó su candidatura a presidente para las elecciones del 14 de junio en su país. La pregunta que surge inmediatamente es: ¿Realmente cree el señor Timerman, que este sujeto se va a someter a la Justicia argentina? Y otro detalle más a recordar: Ali Fallahian fue encontrado culpable por un tribunal de Berlín, en 1997, de haber organizado la ejecución de 4 disidentes iraníes kurdos en 1992, en el restaurante Mykonos, de esa ciudad. Existe hoy una orden de captura alemana contra Fallahian.
Por último, otro detalle no menor de tipo técnico procesal no mencionado aún, es el referido al instituto del querellante particular en el proceso penal. El o los damnificados tienen legitimidad como mandantes de poner los límites a las peticiones en el proceso penal. En este caso claro está su inobservancia, ya que la mayoría de los damnificados directos no están de acuerdo con la firma del memorándum, por tanto pierde legitimidad y sustento la firma de este memorando.
Como diputada de la Nación, y como hija de alemanes que vivieron y sufrieron el nazismo, que reconocieron y se estremecieron con el Holocausto, me duele y me avergüenza que mi patria, que albergó a mis padres, hoy decida confiar más en los sospechosos que en los colegas políticos, que en la Justicia y que en los familiares de las víctimas. Como diputada nacional respetuosa de nuestra Constitución, no seré cómplice de un memorándum de esta naturaleza.